viernes, 28 de diciembre de 2007

Se va el 2007...






















Post obligado en todos los rincones que he visto hasta el momento en la Web, todos en ritual rampante le dedican unas pequeñas palabras al año que se termina, sin tener en cuenta que el tiempo sigue su marcha y que un año y otro no tienen mucho de diferente. Hacen propósitos, se desviven por comprar sus calconcitos rojos para la buena suerte y hacen cuanta mamada se les ocurre para que les vaya mejor y que el nuevo año no les quite lo poco de bueno que a duras penas lograron en el que está por concluir. El mundo se nos cae a pedazos, señoras y señores:

Y NO LO PODEMOS EVITAR

En mi caso, ha sido un año con altibajos que solo podrían compararse con los de un maniaco depresivo. Con justa razón, me he revolcado en unos lodos bastante míseros y he alcanzado grlorias y me he sentido feliz de un modo en el que no creí que podría sentir... al menos no en las condiciones que siempre suelo estar. Como dice una canción de Albertucho: "Borracho y solo".

Para mi, 2007 comenzó de modo muy favorable. Parecía que iba para arriba, con una promesa de un empleo favorable y en el que iba a subir. Con gente que creía que era menos frívola que la mayoría. Con deseos de ser alguien más, y salir del fosillo asqueroso en el que he estado algún tiempo desde antes de salir de la universidad. Porque para mí solo existen dos cosas: lograr algo grande o quitarse de en medio, para que estorbar. Ya saben a lo que me refiero.

Cuando todo parecía ir viento en popa, Abril me recibe con un evento fortuito muy desafortunado: me agarran unos marranos que por no hacer su trabajo me toman como chivo expiatorio, unicamente por regresar en estado de ebriedad a mi casa a altas horas de la noche y verme "sospechoso". Benditos sean, animales. En fin, que pasé la noche en una barandilla que apestaba a horrores con un traficantillo, un cobarde que golpeó a su esposa y un wey que golpeó con su camioneta un auto de medio lujo e intentó darse a la fuga. La crema y nata esa noche. Hasta que me llamaron para pagar la multa, me dijeron los cargos: madrear propiedad ajena. Después de llegar a un acuerdo, salí libre, no sin antes enterarme de que en la prensa ya hacían comidilla de mi aventura, haciendo mofa de mi carrera y de mi trabajo. No se si sepan lo que es que te miren de reojo y hablen a tus espaldas. Yo ya supe que era. Que se pudran en su prejuicio.

Curiosamente, este trago amargo fue la misma noche en que horas atras se me revelaría una luz, que sería lo mejor de los siguientes cuatro meses... y de lo que va de mi vida. Una pequeña luz que ya había conocido desde noviembre de 2006, pero que cuya claridad no pensé fuera tan relevante como para cambiar tantos aspectos de mi vida. Me redescrubrí de otro modo, me enteré de que aun puedo entregar un sueño por otro... fui feliz. Y así como llegó, se fue. Cuatro meses que ni siquiera llegaron a los cuatro, pero de los cuales no me arrepiento de ningun segundo en que vi esa luminosidad directamente. No hay rencores ni reproches... pero es inevitable sentir melancolía, añoranza, algo de dolor. Aun ahora que ya ha pasado algo de tiempo.

Suena ahora una canción de Gerardo Enciso:

"Mírame desaparecer,
Podría vivir, pero estoy muy joven
Y no quiero..."

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El año empeoró cuando mi padre tuvo que ser intervenido de emergencia por una afección necrótica en la vesícula biliar, casi fatal. Pasar cuatro noches en vela en un hospital, esperando lo peor, es una cosa terrible. Mi padre es mi sosten y mi orgullo, y el unico que a pesar de ver en lo que me estoy convirtiendo aun tiene fe en mi. Salió bien del embrollo, pero el susto nos lo dio muy bueno. A pesar de los pedos con la familia, todo fue bueno, ya se recuperó. Y yo di un respiro. No se que haría sin mi padre, aunque no le digo que lo admiro mucho y que quisiera tener su temple, aunque pareciera debil y poco enfrentable... en fin, ojalá dure mucho más dando lata.

Lo demás han sido trivialidades, cosas que en el mejor de los casos solo quedan en fotos o en anécdotas que de tanto contarlas pierden sabor. Mi viaje al Concierto de los Héroes del Silencio, todas las tocadas a las que he asistido, las veces que me he ido de mochila fuera de la ciudad, todas las fiestas en las que he estado, mi paseo por los andenes de nubes de la mota, pachequeses varias... ¿son buenas, malas? Ninguna de las dos. Vaho en una ventana que se pierde cuando el sol se levanta. De nada sirven. Mi medida sigue vacia.

Termino mi relato y tambien el año 2007 tal como empecé: sin nada que ofrecerle a nadie, sin nada que esperar de 2008. Ya ni siquiera me hago la esperanza de que posiblemente será menos escabroso que este año. Lo recibo como viene, porque ya no tengo nada que perder. Entre tanto alcohol y desveladas de estos días espero tocar algo de fondo para poder remontar otra vez. Me quedan pocos ánimos, y lo que necesito no lo encuentro, porque ni siquiera se lo que quiero. Ya nada es claro. Bueno, nunca lo ha sido.

Para irme, los dejo con una superolota de Lynyrd Skynyrd, que se llama Free Bird. Espero les guste. Son como 10 minutos, pero es de lo mejor que me ha pasado en este año. En serio.


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Saludos cordiales a todos. Y pasen leve las fiestas.





Me fui.

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