viernes, 31 de julio de 2009

Sabor a vida

- ¿Y te dolió?
- No mucho, realmente no se sintió nada. Pero si fue como ser una bola de pinball dentro del juego, rebotando de un lado a otro.

Me vio frunciendo el ceño, y haciendo esa mueca que tanto me ha gustado.

- No le veo la gracia.
- No dije que fuera divertido. Pero veo que estás incluso más tensa que yo, lo cual es mucho decir.
- ¿Pero es que no has pensado que las cosas pudieron salir peor, que estuviste en una situación muy grave?
- Lo se, pero aquí sigo, ¿no es así?

Sus grandes ojos negros se humedecieron, y me abrazó, acurrucándose en mi pecho. Supe que estaba escuchando mi corazón, pues sentía como acomodaba su oreja, como buscando la prueba de que seguía vivo, de que el abrazo, cada vez más apretado, no era solo la necedad de asirse a una alucinación.

Aspiré el olor de su pelo, negro y mal peinado, sentí como mis brazos rodeaban su talle, y su respiración bañando mi brazo izquierdo, que se hizo más calmada a la vez que identificaba cada uno de mis latidos.

Junto a nosotros, en el raído sillón de mi casa, estaba el diario donde aparecía, en grandes letras rojas y en claro tono amarillista, la noticia de una volcadura, donde los ocupantes habian salido completamente ilesos, salvo uno, con una torcedura en el pie que no tenía nada de grave. Yo fui uno de los afortunados.

Sin voltear a verte, me dijo:

- Que pendejo eres, no sabes como te hubiera extrañado…

Fue cuando entendí el por qué de su expresión, de su intención, de su abrazo. O no se si lo entendí realmente. Lo único que se es que, al acentuar un poco mi abrazo, ella aligeró el suyo… fue entonces que me vio de ese modo. Sus ojos, tan densos y tan duros, tan extrañamente viejos a pesar de ser más joven que yo, me mostraban un abismo profundo, negro y, aunque suene raro, sumamente acogedor y cálido. Eso es, calidez es lo que había en sus ojos, y algo más que no supe descifrar, embelesado y cayendo dentro…

Fue cuando cerré los míos, y sentí el tacto de sus labios en mi boca. El sabor de un beso lleno de ternura y dolor, temor y cariño, aderezado por una lágrima traviesa que se coló entre nuestros labios. No se si suya o mia.


Y el tiempo se hizo agua entre nosotros, pero no nos importó. Y tampoco nos importó que solo fuéramos amigos. O que no hubiéramos querido dejar de serlo antes.

Fue la primera vez, en mucho tiempo, que me alegré de estar vivo.

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Que la Dama Luna escuche sus letanías.

-l- DevilMaster -l-

31/Julio/'09 11:16 pm

jueves, 23 de julio de 2009

Aforismo

Concederle al viento
La brevedad de un suspiro
Es hipocresía de quien no tiene aliento.

La brevedad
No existe
En donde lo más breve vive en condición de eterno.

Las mismas historias
Repetidas en cada página del recuerdo
Son tragos de una botella que nadie más ha tocado.

Sorbito a sorbito, la conciencia de lo efímero
Tiene aún el sabor amargo
De lo más absurdo e irreverente.

Las mismas historias
No son iguales,
Decantadas, pedazo por pedazo, agrias por no ser bebidas.

La brevedad
No es placer de los herejes.

La brevedad
No es privilegio de quien ve a Dios a los ojos.

La brevedad
No es la naturaleza de este miedo
Y del vacío de un verbo no conjugado.

¿Es que he de seguir excretando aforismos
Por cada poro de mi cuerpo?

¿He de seguir justificando
Esta gangrena con heridas de antaño?

Lo que ha permanecido
Ha germinado dentro de las uñas
Fusionando cada dedo, cada espacio
En la caricia del deseo negado, velado, secreto.

Y sin embargo, lo que permanece es la inmundicia
De quien aun intenta arañar las paredes
Y no se ha dado cuenta que la puerta sigue abierta.

No salgas aun, que nadie te espera.
No esperes a nadie, que a nadie le importas.
No busques a nadie, que nadie existe.
No engendres a nadie, que tampoco eres nadie.

Entonces estas letras pertenecen a nadie.
Pues el ingreso a la nada
Comprende la nulidad de un poco de inmundicia.
Que ha de perderse, evaporarse.

Que aun siendo desecho.
No merece ni el gesto del asco.

Si es que aun genera asco.

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19/Julio/2009


Sensei, hecho está. ¡Ya no me regañe!


Que la Dama Luna escuche sus letanías.

-l- DevilMaster -l-